Estaba aprendiendo muy deprisa que el mundo era
un lugar hostil y peligroso, a años luz de distancia de mi
hogar, que eran Agnes y Margaret. Empecé a preguntarme
si no habría sido más seguro dejar que me llevaran
a la protectora.
Sin embargo, ya no había vuelta atrás, pues a esas
alturas ya ni siquiera sabía dónde estaba. Cuando decidí
marcharme, no sabía muy bien adónde dirigirme
ni tampoco qué me ocurriría, pero tenía ciertas esperanzas.
Creía que tendría que viajar un poco, pero
en algún rincón de mi mente estaba convencido de que
alguien, tal vez una afectuosa familia o una encantadora
niñita, me recogerían y me llevarían a mi nuevo
hogar.
Que preciosidad de gato y texto.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Feliz Semana Maria!!!! ya sabes que los peludos me pueden. Un abrazo
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