Si me detuviera a recordar cómo te sientes cuando te agazapas bajo el fuego de
las ametralladoras, sin nada que se interponga frente a las balas salvo tu casco y tus
manos entrelazadas en la nuca; si me detuviera a recordar la cantidad de kilómetros
que recorrimos penosamente sólo para ver cómo los chicos de delante pisaban una
mina; si me detuviera a recordar cómo me agachaba en la oscuridad, sin saber si el
silbido de la siguiente bomba llevaría mi nombre; si me detuviera a recordar los
comentarios en voz baja de los muchachos de alrededor, que no sabían que yo había
estado allí arriba, haciendo mi trabajo…, la verdad es que no conseguiría seguir
adelante. Tengo que repetirme a mí mismo que volveré a estar contigo en un abrir y
cerrar de ojos. No puedo hacer más.

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