Así pues, crecí imposibilitada para embarcarme en cosas
que merecieran empezar de nuevo.
 Por lo visto, ese miedo no era extraño y exclusivo en mí.
 Tampoco iba a ser exclusiva ni necesitaba serlo. 


 Hay gente que, paralizada como yo ante un proyecto, encarna todo tipo de reacciones, desde palpitaciones,urticarias, sudoración y, sobre todo, silencio.
 Aprendí que callar tampoco estaba tan
mal.

Comentarios

Entradas populares