—Por supuesto —dijo él—. Pero Ícaro desafió a los dioses queriendo volar más
alto que el sol.
—¿Y? —No entendía a dónde quería llegar.
—No sé, que se debería notar en tu propuesta. También tendrías que intentar volar
más alto, ¿no?
—¿Para quemarme como él?
—Mejor quemarse que volar a saltitos, ¿no? ¿Dónde está la épica en un vuelo
raso?

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