On the road.

Corrían calle abajo juntos, entendiéndolo todo del modo 
en que lo hacían aquellos primeros días, y que más tarde sería más triste y perceptivo y 
tenue. Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba 
tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me 
interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca 
por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la 
gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde como 
fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se 
ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un «¡Ahhh!».


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