Me arrastré hasta la obra tirando de mi pequeña cola marfil que servía de bandera para que me hicieran

sitio, primero fue un estorbo, luego fue convirtiéndose en una forma de que me
abrieran paso creando una atmósfera de diva que por dentro me provocaba
carcajadas, por fuera, extrañeza. Pensé en mi madre y yo sentadas ante la chimenea
pelando patatas para hervirlas en el fuego, en el olor de su ropa, en el calor de sus
besos al acostarme. A ella le gustaba abrigarme y peinarme por las noches, a mí
también. Yo me sentaba entre sus piernas revolviéndome ante sus tirones, incómoda y
al mismo tiempo feliz.

Comentarios

  1. Esa preciosa manera de "juntar palabras" que hace sentir por dentro la sensación de vivirlo...gracias por compartirlo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Una tienda en París" de Maxim Huerta, me sorprendió gratamente; creo que te puede gustar. Feliz lunes y mil maullido Maria Flor.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares