Si había algo que definía el paréntesis de la adolescencia, eran las risas alocadas. 
Después, uno ya nunca vuelve a reírse así.
La conciencia brutal de que el mundo y la vida son completamente absurdos
desencadena esos ataques de risa; la misma idea, veinte años más tarde,
 apenas despierta un suspiro de resignación.

Comentarios

Entradas populares