Jane Eyre


“  Es inútil decir que los seres humanos deberíamos sentirnos satisfechos de tener tranquilidad; necesitamos acción, y, si no la encontramos, la creamos. Hay millones de personas condenadas a una sentencia más tediosa que la mía, y hay millones que se rebelan en silencio contra su suerte. Nadie sabe cuántas rebeliones, además de políticas, se fermentan entre los seres que pueblan la tierra. Se supone que las mujeres hemos de ser serenas por lo general, pero nosotras tenemos sentimientos igual que los hombres. Necesitamos ejercitar nuestras facultades y necesitamos espacio para nuestros esfuerzos tanto como ellos. Sufrimos de las restricciones demasiado severas y de un estancamiento demasiado total igual que los hombres. Demuestra estrechez de miras por parte de nuestros más afortunados congéneres decir que deberíamos limitarnos a preparar postres y tejer medias, a tocar el piano y bordar bolsos. Es imprudente condenarnos, o reírse de nosotras, si pretendemos elevarnos por encima de lo que dictan las costumbres de nuestro sexo. “

“  ― {…} Soy, sencillamente, en estado natural, desprovisto de la túnica sangrienta con la que la cristiandad cubre las deformidades humanas, un hombre frío, duro y ambicioso. De todos los sentimientos, el único que posee un poder duradero sobre mí es el afecto natural. La Razón y no el Sentimiento es mi guía, tengo una ambición ilimitada y un deseo insaciable de elevarme por encima de los demás y superarlos. Venero la resistencia, la perseverancia, la industria y el talento porque son los medios con los que los grandes hombres logran grandes fines y consiguen la mayor eminencia. “

 ―Nunca ―dijo, apretando los dientes―, nunca ha habido nada tan frágil e indomable al mismo tiempo. ¡Si parece un junco en mi mano! ―y me sacudió con la fuerza de sus brazos―. Podría doblarla con el dedo y el pulgar, ¿pero de qué me serviría doblarla, romperla, aplastarla? Piensa en esos ojos, en el ser resuelto, feroz y libre que mira por ellos, desafiándome con algo más que valor: con un triunfo inflexible. Haga lo que haga con la jaula, ¡no puedo alcanzar a la criatura salvaje y bella de dentro! Si rompo la débil prisión, mi cólera sólo dejará en libertad a la cautiva. Podría conquistar la casa, pero su ocupante se escaparía al cielo antes de poseer yo su morada de barro. Y es a ti, espíritu, con tu voluntad y energía, tu virtud y tu pureza, es a ti a quien quiero, no sólo tu débil cuerpo. Por ti misma, podrías acudir volando contra mi corazón, si quisieras. Tomada contra tu voluntad, te escaparás de mis brazos como una esencia, te esfumarás antes de que aspire tu fragancia. 



“  ¿Cree que soy una máquina? ¿Qué puedo aguantarlo? ¿Cree que por que soy pobre, fea, oscura y pequeña, carezco de corazón, no tengo alma? Tengo tanto corazón como usted y tanta alma como usted. Y si Dios me hubiera dado belleza y riqueza haría que le resultara tan difícil dejarme, como me resulta a mi dejarle a usted. “

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