Cuando se envía una carta siempre se pone algo en movimiento. Se inicia un
diálogo. Se quieren compartir novedades, vivencias y sensaciones, o se quiere saber
algo. Una carta tiene siempre un remitente y un destinatario. Por lo general, da pie a
una respuesta, a no ser que se escriba una carta de despedida. Pero incluso entonces
lo que se escribe está dirigido a una persona y, a diferencia de lo que se escribe en un
diario, provoca una reacción en alguien

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