Yo nací y me crié en una aldea gallega, en la montaña. No sé si usted sabe lo que
es vivir allí, o lo que era, porque ahora un poco mejoraron. No había más luz que la
del cielo, ni más agua que la que sacábamos del pozo. Una cocina de piedra, una
cama de tablas con un colchón de paja, porque la lana de las ovejas se vendía para
comprar de comer, y las vacas y los cerdos allí mismo, personas y animales revueltos
en aquella choza llena de goteras, con el piso de tierra siempre enchopado… ¡Aquello
no era vida!




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