Coia Valls.


—Mi nombre será el que tú quieras
ponerme. ¿Me oyes? Me trae sin
cuidado que sea el de una prostituta o el
de una virgen, que resulte feo a oídos de
los demás, que tenga la oscuridad de un
pozo del que nadie ha vuelto jamás…
Tanto da quién haya sido antes. Si
recogía coles vestida con harapos, si
lucía los collares reservados a las
princesas… No quiero saber nada de
eso. ¡Nada! No quiero hurgar en mis
recuerdos. Si alguna vez existieron, ya
no me sirven. Este será el primero. El
primero de todos.

Comentarios

Entradas populares